Visite también......

viernes, 23 de abril de 2010

El ajedrez y la poesía


[Alicia y la reina roja (Tenniel)]


Habiendo pedido yo a una muy inspirada (a la vista está) persona del otro lado del Atlántico, en ese tan soñado lugar donde la Luna rueda por Callao, una opinión acerca de si es posible que combinen el ajedrez y la poesía, recibí como respuesta el siguiente pensamiento, cuya belleza y contundencia me impulsan a incluirlo en este humilde lugar, tan carente de vida últimamente. El diálogo fue así:

- ¿Combinan ajedrez (cálculo) y poesía?

- Sí, amigo. El idioma de la naturaleza es la matematica, así se describe, pero sin poesia no podríamos expresar nuestra emoción ni nuestro asombro por ese milagro, con el ajedrez es igual, hay matemática, pero en última instancia, la inspiración y la estética le dan al juego su magia, y eso también es poesia, !!

Germán Iris

sábado, 17 de abril de 2010

Carta abierta





Carta abierta del teólogo Hans Küng a los obispos católicos de todo el mundo
.

Llamo al toro de España

LLAMO AL TORO DE ESPAÑA


Alza, toro de España: levántate, despierta.
Despiértate del todo, toro de negra espuma,
que respiras la luz y rezumas la sombra,
y concentras los mares bajo tu piel cerrada.

Despiértate.

Despiértate del todo, que te veo dormido,
un pedazo del pecho y otro de la cabeza:
que aún no te has despertado como despierta un toro
cuando se le acomete con traiciones lobunas.

Levántate.

Resopla tu poder, despliega tu esqueleto,
enarbola tu frente con las rotundas hachas,
con las dos herramientas de asustar a los astros,
de amenazar al cielo con astas de tragedia.

Esgrímete.

Toro en la primavera más toro que otras veces,
en España más toro, toro, que en otras partes.
Más cálido que nunca, más volcánico, toro,
que irradias, que iluminas al fuego, yérguete.

Desencadénate.

Desencadena el raudo corazón que te orienta
por las plazas de España, sobre su astral arena.
A desollarte vivo vienen lobos y águilas
que han envidiado siempre tu hermosura de pueblo.

Yérguete.

No te van a castrar: no dejarás que llegue
hasta tus atributos de varón abundante,
esa mano felina que pretende arrancártelos
de cuajo, impunemente: pataléalos, toro.

Víbrate.

No te van a absorber la sangre de riqueza,
no te arrebatarán los ojos minerales.
La piel donde recoge resplandor el lucero
no arrancarán del toro de torrencial mercurio.

Revuélvete.

Es como si quisieran arrancar la piel al sol,
al torrente la espuma con uña y picotazo.
No te van a castrar, poder tan masculino
que fecundas la piedra; no te van a castrar.

Truénate.

No retrocede el toro: no da un paso hacia atrás
si no es para escarbar sangre y furia en la arena,
unir todas sus fuerzas, y desde las pezuñas
abalanzarse luego con decisión de rayo.

Abalánzate.

Gran toro que en el bronce y en la piedra has mamado,
y en el granito fiero paciste la fiereza:
revuélvete en el alma de todos los que han visto
la luz primera en esta península ultrajada.

Revuélvete.

Partido en dos pedazos, este toro de siglos,
este toro que dentro de nosotros habita:
partido en dos mitades, con una mataría
y con la otra mitad moriría luchando.

Atorbellínate.


De la airada cabeza que fortalece el mundo,
del cuello como un bloque de titanes en marcha,
brotará la victoria como un ancho bramido
que hará sangrar al mármol y sonar a la arena.

Sálvate.

Despierta, toro: esgrime, desencadena, víbrate.
Levanta, toro: truena, toro, abalánzate.
Atorbellínate, toro: revuélvete.
Sálvate, denso toro de emoción y de España.

Sálvate.


Miguel Hernández (El hombre acecha)

martes, 13 de abril de 2010

¿Quién dijo que ya no hay dos Españas?



¿Quiénes nos dijeron que la transición española fue modélica? La guerra civil hizo de España un país maldito para siempre. El mismo dedo que señaló a Caín nos señala irremediablemente a todos, desde aquellos días tan negros --porque fueron peores que la nocturna pesadilla--- y tan rojos ---porque tanta fue la sangre hermana derramada---, y así sin término. Y ante cualquier intento de subsanar mínimamente los efectos del desastre, tratando tan sólo de rescatar de las fosas improvisadas en los campos o en los márgenes de los caminos a familiares de conciudadanos, se alza de nuevo el hacha amenazante, la misma hacha de los más negros presagios goyescos.

La piedra en el cuello




Más sobre tan turbio asunto en el blog de Javier Marías

domingo, 4 de abril de 2010