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viernes, 29 de mayo de 2009

Jardín del cementerio

Una hoja resbala desde el árbol
y es tu mirada la que, vuelta mano,
detiene su caída unos instantes;
luego toca la tierra humedecida
por la blanca llovizna del verano
y se confunde
con un montón de hojas arrugadas.
Huele a calas, jazmines, crisantemos.

Das media vuelta y piensas
en cuándo serás tú, si caerá nieve.
Escribe un nombre propio el tiempo
en cada lápida
y sin embargo, hermosas,
cuelgan pequeñas flores del almendro.

Andrés Neuman (Argentina, 1977)

miércoles, 20 de mayo de 2009

¿Por qué cantamos?

Si cada hora viene con su muerte
si el tiempo es una cueva de ladrones
los aires ya no son los buenos aires
la vida es nada más que un blanco móvil

usted preguntará por qué cantamos

si nuestros bravos quedan sin abrazo
la patria se nos muere de tristeza
y el corazón del hombre se hace añicos
antes aún que explote la vergüenza

usted preguntará por qué cantamos

si estamos lejos como un horizonte
si allá quedaron árboles y cielo
si cada noche es siempre alguna ausencia
y cada despertar un desencuentro

usted preguntará por qué cantamos

cantamos porque el río está sonando
y cuando suena el río / suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino

cantamos por el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos

cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota

cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta

cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza.

Mario Benedetti

lunes, 18 de mayo de 2009

Montevideo era verde y con tranvías


Dactilógrafo

Montevideo quince de noviembre
de mil novecientos cincuenta y cinco
Montevideo era verde en mi infancia
absolutamente verde y con tranvías
muy señor nuestro por la presente
yo tuve un libro del que podía leer
veinticinco centímetros por noche
y después del libro
yo quería pensar en cómo sería eso
de no ser de caer como piedra en un pozo
comunicamos a usted que en esta fecha
hemos efectuado por su cuenta
quién era ah sí mi madre se acercaba
y prendía la luz y no te asustes
y después la apagaba antes que me durmiera
el pago de trescientos doce pesos
a la firma Menéndez & Solari
y sólo veía sombras como caballos
y elefantes y monstruos casi hombres
y sin embargo aquello era mejor
que pensarme sin la savia del miedo
desaparecido como se acostumbra
en un todo de acuerdo con sus órdenes
de fecha siete del corriente
eran tan diferente era verde
absolutamente verde y con tranvías
y qué optimismo tener la ventanilla
sentirse dueño de la calle que baja
jugar con los números de las puertas cerradas
y apostar consigo mismo en términos severos
rogámosle acusar recibo lo antes posible
si terminaba en cuatro o trece o diecisiete
era que iba a reír o a perder o a morirme
de esta comunicación a fin de que podamos
y hacerme tan sólo una trampa por cuadra
registrarlo en su cuenta corriente
absolutamente verde y con travías
y el Prado con caminos de hojas secas
y el olor a eucaliptus y a temprano
saludamos a usted atentamente
y desde allí los años y quién sabe

Mario Benedetti (del libro "Poemas de la oficina")
(caricatura de Julio Parissi)

Mario, no te pienso sin sangre....

Cada noche siembra alguna ausencia...

Mario, Mario, Mario.
Gracias por el fuego,
de tus palabras todas,
y por tantas tus flechas
---el corazón la diana---,
y por todos los dardos
que lanzabas al Norte.

Para una semblanza, visitar este sitio.

Y nada más porque, como nos enseña Eduardo Galeano, el dolor se dice callando.