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domingo, 15 de marzo de 2009

Madrigal algébrico

Hay que ver qué cosas escribía uno cuando era joven. Es un poema dedicado a una siempre joven Margarita, que lo ha salvado de algún modo de las dentelladas del paso del tiempo, y me lo ha hecho llegar. Aquí lo tienen:


Madrigal algébrico, en compás de dos elevado al cubo, a Margarita Mejía.

Margarita: Flor sin gloria.
Aquellos que la deshojan,
se ajustan a la esencia
del álgebra binaria,
en la espera de por cuál
costado vendrá a morir.
Matemática cadencia,
péndulo de no y del sí.

Margarita : tú, sin penas.
Eres una buena amiga,
de las mentes electrónicas,
pero cuando te deshojas,
a toda hora, para todos,
tú ya no aplicas el álgebra
de una forma tan armónica :
tan solo el sí generoso,
de tu código se alcanza.

Margarita, sabes reir,
y yo te suelo pensar,
en inocente flirteo
con medio vaso de whisky
a equilibrada distancia,
o en seriedad respetable
sobre tu mesa inclinada
trabajando, siempre obrera.

Margarita, esta tarde
ven a cenar con nosotros;
te pondremos mantel limpio,
y te haremos comer poco,
y podrás cenar de pie,
también, si así lo deseas.

P. Crespo (año de María Castaña, la fotocopia es de color sepia)

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