A Juan Ramón Jiménez, por su libro Platero y yo
¿No eres tú, mariposa,
el alma de estas sierras solitarias,
de sus barrancos, hondos,
y de sus cumbres agrias?
Para que tú nacieras,
con su varita mágica
a las tormentas de la piedra, un día,
mandó callar un hada,
y encadenó los montes,
para que tú volaras.
Anaranjada y negra,
morenita y dorada,
mariposa montés, sobre el romero
plegadas las alillas, o, voltarias,
jugando con el sol, o sobre un rayo
de sol crucificadas.
¡Mariposa montés y campesina,
mariposa serrana,
nadie ha pintado tu color; tú vives
tu color y tus alas
en el aire, en el sol, sobre el romero,
tan libre, tan salada!...
Que Juan Ramón Jiménez
pulse por ti su lira franciscana.
Sierra de Cazorla, 28 mayo 1915
sábado, 14 de junio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Cada uno de estos poemas vale por mil mariposas...
Publicar un comentario