Corrección del epitafio a Miguel Hernández
«Miguel Hernández, poeta.»,
han puesto, por poner algo,
en la que es puerta de nicho,
de esa su cárcel postrera.
Pero desde que lo sé,
tengo aquí, dentro del pecho,
de un constante gritar sordo,
ronca la voz de mi ser.
Desde la garganta al vientre,
sangre ha manado la entraña
de mi espíritu, mordida
por infinidad de dientes.
Quiero gritarlo a las claras,
porque no resisto más:
¡La mitad de una verdad
es una mentira entera!
Necesito defenderme
para sanar de este mal,
y me sueño un carnaval
donde pueda disfrazarme.
Y me disfrazo de fiera
omnipotente y dispongo
que hoy toca, porque yo mando,
ejercicio de escritura.
No importa que quede escrito
con la herramienta que quieran,
pero que la losa sea
la misma que siempre ha sido.
Porque la Historia es la Historia
y no es un reloj redondo
donde de una hora el número
sirve para cualquier día.
Que la losa sea la misma
y tachemos, no borremos,
que ya sabemos el truco
de borrar, que el mundo olvida.
Y ahora, atentos al dictado;
escribiremos encima,
porque la Historia es la Historia
y no es un reloj redondo:
«Miguel Hernández, dos puntos,
poesía, punto y coma,
poesía asesinada
a conciencia, paso a paso.»
P. Crespo
19 mayo 1968
sábado, 16 de agosto de 2008
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