Pan y vino de guerra
Sin cesar,
con la insistencia machacona
de una mecánica rutina
se amasan cuerpos de hombres
con harina de metralla.
Y tú comulgas, Señor,
con ese pan tuyo de cada día,
fabricado con plomo y carne humana,
sin que nadie te haya dicho:
«Toma mi carne y mis huesos,
Señor, este es tu pan,
y toma mi sangre aún caliente,
Señor, este es tu vino.»
Hacia Ti señalan
los dedos acusadores
de Caín y Abel.
P. Crespo
28 feb 69
jueves, 14 de agosto de 2008
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