sábado, 5 de diciembre de 2009
Pillo
Pillo
(J. Delgado, letra, música y voz)
No para de asombrarme
este bribón menudo
siempre camina
un paso adelantado
y en un segundo
puede el sendero claro
trocar en laberinto oscuro
con sólo sus diez años
Pulula por nuestro mundo gris
de andar a tientas
gayo y seguro.
Si vas, él ya de vuelta,
te va a pillar confuso
y te vende la moto sin apuro.
Dentro de otros diez años
que se prepare el Mundo.
miércoles, 14 de octubre de 2009
GORRIÓN
No olvida, no se aleja
este granuja astuto
de nuestra vida. Siempre
de prestado, sin rumbo,
como cualquiera, aquí anda,
se lava aquí, tozudo,
entre nuestros zapatos.
¿Qué busca en nuestro oscuro
vivir? ¿Qué amor encuentra
en nuestro pan tan duro?
Ya dio al aire a los muertos
este gorrion, que pudo
volar pero aquí sigue,
aquí abajo, seguro,
metiendo en su pechuga
todo el polvo del mundo.
Claudio Rodríguez
Zamora 1934-Madrid 1999
miércoles, 9 de septiembre de 2009
A Margarita Debayle
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar:
tu acento.
Margarita, te voy a contar
un cuento.
Éste era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita como tú.
Una tarde la princesa
vió una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla,
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fué la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
mas lo malo es que ella iba
sin permiso del papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: "¿Qué te has hecho?
Te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho,
que encendido se te ve?"
La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
"Fuí a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad."
Y el rey clama: "¿No te he dicho
que el azul no hay que tocar?
¡Qué locura! ¡Qué capricho!
El Señor se va a enojar."
Y dice ella: "No hubo intento;
yo me fuí no sé por qué;
por las olas y en el viento
fuí a la estrella y la corté."
Y el papá dice enojado:
"Un castigo has de tener:
vuelve al cielo, y lo robado
vas ahora a devolver."
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: "En mis campiñas
esa rosa le ofrecí:
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí."
Viste el rey ropas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
Rubén Darío
[Bahía de Corinto (Nicaragua) Isla del Cardón, marzo 20 de 1908]
Este poema está dedicado a una de las hijas del doctor Luis Henry Debayle Pallais, amigo del poeta.
To Margarita Debayle
Margarita, how beautiful the sea is:
still and blue.
The orange blossom in the breezes
drifting through.
The skylark in its glory
has your accent too:
Here, Margarita, is a story
made for you.
A king there was and far away,
with a palace of diamonds
and a shopfront made of day.
He had a herd of elephants,
A kiosk, more, of malachite,
and a robe of rarest hue
also a princess who was light
of thought and beautiful as you.
But one afternoon the princess
saw high in the heavens appear
a star, and being mischievous,
resolved at once to bring it near.
It would form the centrepiece
of a brooch hung with verse, pearl,
feathers, flowers: a caprice
of course of a little girl.
But also, because a princess,
exquisite, delicate like you,
the others then cut irises
roses, asters: as girls do.
But, alas, our little one went far
across the sea, beneath the sky,
and all to cut the one white star
that saw her wondering and sigh.
She went beyond where the heavens are
and to the moon said, au revoir.
How naughty to have flown so far
without the permission of Papa.
She returned at last, and though gone
from the high heavens of accord,
still there hung about and shone
the soft brilliance of our Lord.
Which the king noted, said: you,
child, drive me past despair,
but what is that strange, shining dew
on your hands, your face, your hair?
She spoke the truth; her words shine
with the clear lightness of the air:
I went to seek what should be mine
in that blue immensity up there.
Are then the heavens for our display,
with things that you must touch?
You can be altogether too outré,
child, for God to like you much.
To hear that I am sorry, truly,
for I had no plans as such. But,
once across the windy sky and sea
I had so much that flower to cut.
Whereupon, in punishment,
the king said, I'd be much beholden
if you'd go this moment and consent
to return what you have stolen.
So sad was then our little princess
looking at her sweet flower of light,
until and smiling at her distress
there stood the Lord Jesus Christ.
Those fields are as I willed them,
and your rose but signatory
to the flowers up there that children
have in dreaming formed of me.
Again the king is laughing, brilliant
in his robes's rich royalty,
he troops the herd of elephant,
in their four hundred, by the sea.
Adored and delicate, the princess
is once more a little girl
who keeps for brooch the star and, yes,
the flowers, and the feathers, the pearl.
Beautiful, Margarita, the sea is,
still and blue:
with your sweet breath have all the breezes
blossomed too.
Now soon from me and far you'll be,
but, little one, stay true
to a gentle thought made a story
once for you.
(Translator: C. John Holcombe 2005 2006 2007)
¿Qué les parece, la recitamos?
jueves, 11 de junio de 2009
Desencuentro
Estás desorientado y no sabés
qué “trole” hay que tomar para seguir.
Y en este desencuentro con la fe
querés cruzar el mar y no podés.
..............
Cátulo Castillo - Aníbal Troilo
Lástima que el resto de la letra de esta canción no esté a la altura del prometedor comienzo de la misma. No conocía este tango, hasta que esta misma mañana escuché cantar sus primeras palabras y cadencias surgiendo de un quiosco que acababa de rebasar. De inmediato detuve la marcha y volví sobre mis pasos, convencido de que alguien lo sabía todo acerca de mi. El quiosquero, Alberto, me habló de la canción, y aquí traigo su bello arranque. Lastimosamente, un desencuentro de estrofas. Aunque yo no sea quién para opinar.
Quizás escuchada así...se puede uno reconciliar con ella.
viernes, 29 de mayo de 2009
Jardín del cementerio
y es tu mirada la que, vuelta mano,
detiene su caída unos instantes;
luego toca la tierra humedecida
por la blanca llovizna del verano
y se confunde
con un montón de hojas arrugadas.
Huele a calas, jazmines, crisantemos.
Das media vuelta y piensas
en cuándo serás tú, si caerá nieve.
Escribe un nombre propio el tiempo
en cada lápida
y sin embargo, hermosas,
cuelgan pequeñas flores del almendro.
Andrés Neuman (Argentina, 1977)
miércoles, 20 de mayo de 2009
¿Por qué cantamos?
si el tiempo es una cueva de ladrones
los aires ya no son los buenos aires
la vida es nada más que un blanco móvil
usted preguntará por qué cantamos
si nuestros bravos quedan sin abrazo
la patria se nos muere de tristeza
y el corazón del hombre se hace añicos
antes aún que explote la vergüenza
usted preguntará por qué cantamos
si estamos lejos como un horizonte
si allá quedaron árboles y cielo
si cada noche es siempre alguna ausencia
y cada despertar un desencuentro
usted preguntará por qué cantamos
cantamos porque el río está sonando
y cuando suena el río / suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino
cantamos por el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos
cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota
cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta
cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza.
Mario Benedetti
lunes, 18 de mayo de 2009
Montevideo era verde y con tranvías
Dactilógrafo
Montevideo quince de noviembre
de mil novecientos cincuenta y cinco
Montevideo era verde en mi infancia
absolutamente verde y con tranvías
muy señor nuestro por la presente
yo tuve un libro del que podía leer
veinticinco centímetros por noche
y después del libro
yo quería pensar en cómo sería eso
de no ser de caer como piedra en un pozo
comunicamos a usted que en esta fecha
hemos efectuado por su cuenta
quién era ah sí mi madre se acercaba
y prendía la luz y no te asustes
y después la apagaba antes que me durmiera
el pago de trescientos doce pesos
a la firma Menéndez & Solari
y sólo veía sombras como caballos
y elefantes y monstruos casi hombres
y sin embargo aquello era mejor
que pensarme sin la savia del miedo
desaparecido como se acostumbra
en un todo de acuerdo con sus órdenes
de fecha siete del corriente
eran tan diferente era verde
absolutamente verde y con tranvías
y qué optimismo tener la ventanilla
sentirse dueño de la calle que baja
jugar con los números de las puertas cerradas
y apostar consigo mismo en términos severos
rogámosle acusar recibo lo antes posible
si terminaba en cuatro o trece o diecisiete
era que iba a reír o a perder o a morirme
de esta comunicación a fin de que podamos
y hacerme tan sólo una trampa por cuadra
registrarlo en su cuenta corriente
absolutamente verde y con travías
y el Prado con caminos de hojas secas
y el olor a eucaliptus y a temprano
saludamos a usted atentamente
y desde allí los años y quién sabe
Mario Benedetti (del libro "Poemas de la oficina")
(caricatura de Julio Parissi)
Mario, no te pienso sin sangre....
Mario, Mario, Mario.
Gracias por el fuego,
de tus palabras todas,
y por tantas tus flechas
---el corazón la diana---,
y por todos los dardos
que lanzabas al Norte.
Para una semblanza, visitar este sitio.
Y nada más porque, como nos enseña Eduardo Galeano, el dolor se dice callando.
martes, 28 de abril de 2009
Los Platters
Only you
Smoke gets in your eyes
lunes, 27 de abril de 2009
Canto a Fidel
Ardiente profeta de la aurora,
por recónditos senderos inalámbricos
a liberar el verde caimán que tanto amas.
Vámonos,
derrotando afrentas con la frente
plena de martianas estrellas insurrectas,
juremos lograr el triunfo o encontrar la muerte.
Cuando suene el primer disparo y se despierte
en virginal asombro la manigua entera,
allí, a tu lado, serenos combatientes,
nos tendrás.
Cuando tu voz derrame hacia los cuatro vientos
reforma agraria, justicia, pan, libertad,
allí, a tu lado, con idénticos acentos,
nos tendrás.
Y cuando llegue el final de la jornada
la sanitaria operación contra el tirano,
allí, a tu lado, aguardando la postrer batalla,
nos tendrás.
El día que la fiera se lama el flanco herido
donde el dardo nacionalizador le dé,
allí, a tu lado, con el corazón altivo,
nos tendrás.
No pienses que puedan menguar nuestra entereza
las decoradas pulgas armadas de regalos;
pedimos un fusil, sus balas y una peña.
Nada más.
Y si en nuestro camino se interpone el hierro,
pedimos un sudario de cubanas lágrimas
para que se cubran los guerrilleros huesos
en el tránsito a la historia americana.
Nada más.
Che Guevara
Canto a Fidel
México, 1956.
(antes de dejar Tuxpan)
sábado, 25 de abril de 2009
Por cierto, Susan Boyle
viernes, 24 de abril de 2009
jueves, 23 de abril de 2009
Matáos, pero dejad tranquilo a ese niño
Mataos... SEVERA CONMINACIÓN DE UN CIUDADANO DEL MUNDO
Mataos,
pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna.
Si vuestra rabia es fuego que devora al cielo
y en vuestras almohadas crecen las pistolas:
destruios, aniquilaos, ensangrentad
con ojos desgarrados los acumulados cementerios
que bajo la luna de tantas cosas callan,
pero dejad tranquilo al campesino
que cante en la mañana
el azul nutritivo de los soles.
Invadid con vuestro traqueteo
los talleres, los navíos, las universidades,
las oficinas espectrales donde tanta gente languidece,
triturad toda rosa hallada; al noble pensativo,
preparad las bombas de fósforo y las nupcias del agua con la muerte
que han de aplastar a las dulces muchachas paseantes,
en esta misma hora que sonríe
por una desconocida ciudad de provincias,
pero dejad tranquilo al joven estudiante
que lleva en su corazón un estímulo secreto.
Inundad los periódicos, las radios, los cines, las tribunas
de entelequias, estructuras incompatibles,
pero dejad tranquilo al obrero que fumando un pitillo
ríe con los amigos en aquel bar de la esquina.
Asesinaos si así lo deseáis,
exterminaos vosotros: los teorizantes de ambas cercas
que jamás asiríais un fusil de bravura,
pero dejad tranquilo a ese hombre tan bueno y tan vulgar
que con su mujer pasea en los económicos atardeceres.
Aplastaos, pero, vosotros,
los inquisitoriales azuzadores de la matanza,
los implacables dogmáticos de estrechez mentecata,
los monstruosos depositarios de la enorme Gran Estafa,
los opulentos energúmenos que en alza favorable de cotizaciones
preparáis la trituración de los sueños modestos
bajo un hacha de martirios inútiles.
Pisotead mi sepulcro también,
os lo permito, si así lo deseáis inclusive y todo,
aventad mis cenizas gratuitamente
si consideráis que mi voz de la calle no se acomoda a vuestros fines suculentos,
pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna,
al campesino que nos suda la harina y el aceite,
al joven estudiante con su llave de oro,
al obrero en su ocio ganado fumándose un pitillo,
y al hombre gris que coge los tranvías
con su gabán roído a las seis de la tarde.
Esperan otra cosa.
Los parieron sus madres para vivir con todos,
y entre todos aspiran a vivir, tan sólo ésto,
y de ellos ha de crecer, si surge,
una raza de hombres con puñales de amor inverosímil,
hacia otras aventuras más hermosas.
Miguel Labordeta Subías
Miguel Labordeta Subías, poeta aragonés. Nació y murió en Zaragoza (Aragón) (16-7-1921, 1-8I-1969). Doctor en Historia, fue el hermano mayor del escritor, cantante y político José Antonio Labordeta.
Su hermano José Antonio Labordeta, diputado por la Chunta Aragonesista CHA, leyó este poema suyo en el Congreso de los Diputados como protesta por la decisión del entonces presidente Aznar de participar en la guerra de Iraq, decisión que además de ser ilegal ha representado una de los más tremendos actos genocidas de la historia reciente. Los muertos iraquíes se estiman en un número superior al medio millón, a lo cual hay que sumar un país fracturado en un rebrote de odios internos, más de un millón de exilados a paises externos y más de dos millones de desplazados en el propio territorio. Las gratuitas invasiones de Afganistan e Iraq han tenido como consecuencia una exacerbación de los actos de terrorismo indiscriminado y del odio a los Estados Unidos por parte de los paises musulmanes. Si algún país no había tenido absolutamente nada que ver con el bárbaro ataque del 11 de septiembre a objetivos estadounidenses, puede afirmarse con certeza que fue Iraq. Como ahora sabemos, parte de la coordinación del ataque se fraguó en tierras de España, y en absoluto en Iraq. Intervinieron personas originarias de Arabia Saudí y de Egipto, sin conexión ninguna con Iraq. Y rotundamente se sabe que la red Al Quaeda no tenía cabida en Iraq. Bush aprovechó el ataque del 11 de septiembre como una excusa para poner en marcha un plan que aguardaba su turno desde principio de los años noventa, rechazado por Clinton durante su mandato, y cuyos fines principales eran apropiarse de la enorme reserva petrolífera de Iraq a la vez que adueñarse de lo que se suponía que iba a ser una zona de influencia geoestratégica decisiva en Oriente Próximo (Medio Oriente para USA).
Las razones de guerra preventiva, por una supuesta posesión de armas de destrucción masiva por parte de Iraq, fueron una mentira descarada que nadie con una mínima dosis de sentido común podía creer. Aznar llegó a afirmar en una entrevista televisada que eso era una certeza absoluta, dando a entender que poseía información privilegiada. Más adelante los propios norteamericanos reconocieron explícitamente que estaban "equivocados".
La invasión de Iraq fue una guerra no defensiva, un motivo por el cual se llevó en su día a la horca a relevantes personajes del régimen nazi (juicios de Nuremberg). Bush fue apoyado en su decisión por el primer ministro británico, Tony Blair, y por José María Aznar. El apoyo del primero se entiende, por los compromisos de Gran Bretaña con los Estados Unidos, a cuya intervención en la Segunda Guerra Mundial deben el no haber sucumbido a la bota alemana. El apoyo del entonces presidente español es más difícilmente explicable, como no sea recurriendo a motivos de oportunismo, ya fuera personal ---es innegable que está recogiendo sobrados réditos por su postura--- o debido a cálculos políticos errados. Para España supuso, además de la participación en un crimen de lesa humanidad, un distanciamiento de la postura de reserva de Europa y de la contención de la ONU, que exigía más tiempo para comprobar la sospecha de la existencia de armas en Iraq que supusieran una amenaza de gran alcance. Puesto que existe un claro mandamiento de la ley de Dios que ordena no matar, sin añadido de condiciones, representó un verdadero asombro ver cómo en el Congreso de los Diputados los representantes del Partido Popular, muchos de los cuales son católicos confesos cuando no comprometidos con agrupaciones como el Opus, celebraban la decisión de la intervención española en el ataque con aplausos e incluso manifestaciones de alegría. Este recuerdo de las risas de los representantes políticos, cuando era claro que el derramamiento de sangre humana era la consecuencia casi segura de la intervención armada, es algo que quedará señalado imborrable en la historia de nuestro país, y como decía sorprende especialmente porque delata una falta absoluta de madurez mental. Y sorprende doblemente cuando se piensa que España es una tierra marcada ya para siempre por el estigma de Caín, luego de una desgarradora guerra civil no tan lejana en el pasado.
Por eso fue tan oportuno que Labordeta leyera su poema como alegato cuando se debatía (falso debate, pues es sabido que los diputados no votan casi nunca en conciencia, sino según las directrices marcadas por su partido, "la cosa nostra" como siempre). La estructura de partidos políticos de la soi disant democracia española funciona al estilo de las mafias más paradigmáticas. En esta maldita tierra nuestra no se vota nunca a individualidades portadoras de promesas o programas políticos, no, la cosa no funciona de ese modo; lo que aquí se lleva es un circo que se repite cada cuatro años y en el cual, cuando se elige al payaso del número principal éste lleva consigo a toda la troupe, al domador con sus tigres, al saltimbanqui y a la volatinera. Aquí se firma un cheque en blanco cada cuatro años, y durante esos ciclos no hay otra alternativa que la de sentarse a contemplar la farsa.
Y lamento disentir del poeta: no espero que surja una raza de hombres con puñales de amor inverosímil, hacia otras aventuras más hermosas. Por el contrario pienso que
"los inquisitoriales azuzadores de la matanza,
los implacables dogmáticos de estrechez mentecata,
los monstruosos depositarios de la enorme Gran Estafa,
los opulentos energúmenos que en alza favorable de cotizaciones
seguirán preparando la trituración de los sueños modestos
bajo un hacha de martirios inútiles."
Y lo pienso porque no olvidaré nunca los aplausos, las risas y la descerebrada alegría infantiloide de los que celebraron el triunfo fácil (mayoría absoluta) de la decisión de comprometer a España en la invasión de Iraq, mientras otros anticipábamos ya la sangre en un desfile de espectros que pasaba flotante ante los ojos de nuestra imaginación.
Y por si a alguien le cupiera alguna duda acerca de si hubo o no risas como preludio de sangre derramada, aquí tiene una muestra. Corresponde a la reunión en las Azores, donde se declaraba, al amparo de una de las mentiras más burdas (tanto que George Bush se excusó en su momento argumentando que había sido engañado por la CIA), la invasión de Iraq. Hay especímenes (¿humanos?) para los cuales la muerte anticipada de otros seres produce alegría incontenible.
miércoles, 22 de abril de 2009
Seminatori di grano
Grande canzone. So dell'amore di Testa per Ungaretti. Certe suggestioni ungarettiane risuonano un po' in questo testo. Il tema 'secolare' della migrazione moderna si intreccia con temi più profondi, in particolare con quel senso di caducità, di precarietà umana che rende tutti gli uomini emigranti di di questa terra.
martes, 21 de abril de 2009
Come le onde del mare
Ma certe nostre sere hanno un colore che non sapresti dire, sospese fra l'azzurro e l'amaranto e vibrano di un ritmo lento, lento...
e noi che le stiamo ad aspettare, noi le sappiamo prigioniere come le onde del mare, come le stelle del mare...
si muovono e c'incantano le ore di certe nostre sere e sanno di partenza e di tramonto
e di sorvolare lento, lento...
ma noi che le sappiamo prigioniere, non le possiamo liberare come le onde dal mare, come le stelle dal mare
lunes, 20 de abril de 2009
Qualsevol nit pot surtir el sol(*)
Here are the Lyrics(Thanks to NewHotdox) -
I dreamed a dream in time gone by
When hope was high,
And life worth living
I dreamed that love would never die
I dreamed that God would be forgiving.
Then I was young and unafraid
When dreams were made and used,
And wasted
There was no ransom to be paid
No song unsung,
No wine untasted.
But the tigers come at night
With their voices soft as thunder
As they tear your hopes apart
As they turn your dreams to shame.
And still I dream he'll come to me
And we will live our lives together
But there are dreams that cannot be
And there are storms
We cannot weather...
I had a dream my life would be
So different from this hell I'm living
So different now from what it seems
Now life has killed
The dream I dreamed.
jueves, 16 de abril de 2009
Dentro la tasca di un qualunque mattino
Dentro la tasca di un qualunque mattino
dentro la tasca ti porterei
nel fazzoletto di cotone e profumo
nel fazzoletto ti nasconderei
dentro la tasca di un qualunque mattino
dentro la tasca ti nasconderei
e con la mano, che non vede nessuno,
e con la mano ti accarezzerei
salirà il sole del mezzogiorno
passerà alto sopra di noi
fino alla tasca del pomeriggio
ti porto ancora
se ancora mi vuoi
salirà il sole del mezzogiorno
e passerà alto, molto sopra di noi,
fino alla tasca del pomeriggio
dall'altra tasca ti porto
se vuoi
dentro la tasca di un qualunque mattino
dentro la tasca ti porterei
nel fazzoletto di cotone e profumo
nel fazzoletto ti nasconderei
dentro la tasca di un qualunque mattino
dentro la tasca ti nasconderei
e con la mano, che non vede nessuno,
e con la mano ti accarezzerei
e con la mano, che non vede nessuno,
con questa mano ti saluterei
lunes, 13 de abril de 2009
Oda a la pobreza
Cuando nací,
pobreza,
me seguiste,
me mirabas
a través
de las tablas podridas
por el profundo invierno.
De pronto
eran tus ojos
los que miraban desde los agujeros.
Las goteras,
de noche, repetían
tu nombre y tu apellido
o a veces
el salto quebrado, el traje roto,
los zapatos abiertos,
me advertían.
Allí estabas
acechándome
tus dientes de carcoma,
tus ojos de pantano,
tu lengua gris
que corta
la ropa, la madera,
los huesos y la sangre,
allí estabas
buscándome,
siguiéndome,
desde mi nacimiento
por las calles.
Cuando alquilé una pieza
pequeña, en los suburbios,
sentada en una silla
me esperabas,
o al descorrer las sábanas
en un hotel oscuro,
adolescente,
no encontré la fragancia
de la rosa desnuda,
sino el silbido frío
de tu boca.
Pobreza,
me seguiste
por los cuarteles y los hospitales,
por la paz y la guerra.
Cuando enfermé tocaron
a la puerta:
no era el doctor, entraba
otra vez la pobreza.
Te vi sacar mis muebles
a la calle:
los hombres
los dejaban caer como pedradas.
Tú, con amor horrible,
de un montón de abandono
en medio de la calle y de la lluvia
ibas haciendo
un trono desdentado
y mirando a los pobres
recogías
mi último plato haciéndolo diadema.
Ahora,
pobreza,
yo te sigo.
Como fuiste implacable,
soy implacable.
Junto
a cada pobre
me encontrarás cantando,
bajo
cada sábana
de hospital imposible
encontrarás mi canto.
Te sigo,
pobreza,
te vigilo,
te acerco,
te disparo,
te aislo,
te cerceno las uñas,
te rompo
los dientes que te quedan.
Estoy
en todas partes:
en el océano con los pescadores,
en la mina
los hombres
al limpiarse la frente,
secarse el sudor negro,
encuentran
mis poemas.
Yo salgo cada día
con la obrera textil.
Tengo las manos blancas
de dar pan en las panaderías.
Donde vayas,
pobreza,
mi canto
está cantando,
mi vida
está viviendo,
mi sangre
está luchando.
Derrotaré
tus pálidas banderas
en donde se levanten.
Otros poetas
antaño te llamaron
santa,
veneraron tu capa,
se alimentaron de humo
y desaparecieron.
Yo te desafío,
con duros versos te golpeo el rostro,
te embarco y te destierro.
Yo con otros,
con otros, muchos otros,
te vamos expulsando
de la tierra a la luna
para que allí te quedes
fría y encarcelada
mirando con un ojo
el pan y los racimos
que cubrirá la tierra
de mañana.
Pablo Neruda, claro.
domingo, 5 de abril de 2009
¿Drosofilas melanogasters alienígenas?
jueves, 2 de abril de 2009
A Roosevelt
que habría que llegar hasta ti, Cazador!
Primitivo y moderno, sencillo y complicado,
con un algo de Washington y cuatro de Nemrod.
Eres los Estados Unidos,
eres el futuro invasor
de la América ingenua que tiene sangre indígena,
que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.
Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza;
eres culto, eres hábil; te opones a Tolstoy.
Y domando caballos, o asesinando tigres,
eres un Alejandro-Nabucodonosor.
(Eres un profesor de energía,
como dicen los locos de hoy.)
Crees que la vida es incendio,
que el progreso es erupción;
en donde pones la bala
el porvenir pones.
No.
Los Estados Unidos son potentes y grandes.
Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblor
que pasa por las vértebras enormes de los Andes.
Si clamáis, se oye como el rugir del león.
Ya Hugo a Grant le dijo: «Las estrellas son vuestras».
(Apenas brilla, alzándose, el argentino sol
y la estrella chilena se levanta...) Sois ricos.
Juntáis al culto de Hércules el culto de Mammón;
y alumbrando el camino de la fácil conquista,
la Libertad levanta su antorcha en Nueva York.
Mas la América nuestra, que tenía poetas
desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl,
que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco,
que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió;
que consultó los astros, que conoció la Atlántida,
cuyo nombre nos llega resonando en Platón,
que desde los remotos momentos de su vida
vive de luz, de fuego, de perfume, de amor,
la América del gran Moctezuma, del Inca,
la América fragante de Cristóbal Colón,
la América católica, la América española,
la América en que dijo el noble Guatemoc:
«Yo no estoy en un lecho de rosas»; esa América
que tiembla de huracanes y que vive de Amor,
hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive.
Y sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del Sol.
Tened cuidado. ¡Vive la América española!
Hay mil cachorros sueltos del León Español.
Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo,
el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.
Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!
Rubén Darío, 1904
Recitado por Jorge Cafrune
miércoles, 1 de abril de 2009
Silencio
Silencio en la noche.
Ya todo está en calma.
El músculo duerme.
La ambición descansa.
Meciendo una cuna,
una madre canta
un canto querido
que llega hasta el alma,
porque en esa cuna,
está su esperanza.
Eran cinco hermanos.
Ella era una santa.
Eran cinco besos
que cada mañana
rozaban muy tiernos
las hebras de plata
de esa viejecita
de canas muy blancas.
Eran cinco hijos
que al taller marchaban.
Silencio en la noche.
Ya todo está en calma.
El músculo duerme,
la ambición trabaja.
Un clarín se oye.
Peligra la Patria.
Y al grito de guerra
los hombres se matan
cubriendo de sangre
los campos de Francia.
Hoy todo ha pasado.
Renacen las plantas.
Un himno a la vida
los arados cantan.
Y la viejecita
de canas muy blancas
se quedó muy sola,
con cinco medallas
que por cinco héroes
la premió la Patria.
Silencio en la noche.
Ya todo está en calma.
El músculo duerme,
la ambición descansa...
Un coro lejano
de madres que cantan
mecen en sus cunas,
nuevas esperanzas.
Silencio en la noche.
Silencio en las almas...
Música: Carlos Gardel y Horacio Pettorossi -
Letra: Alfredo Le Pera y Horacio Pettorossi
Aquí canta Gardel
lunes, 30 de marzo de 2009
Dulce tortura
Polvo de oro en tus manos fue mi melancolía
sobre tus manos largas desparramé mi vida;
mis dulzuras quedaron a tus manos prendidas;
ahora soy un ánfora de perfumes vacía.
Cuánta dulce tortura quietamente sufrida
cuando, picada el alma de tristeza sombría,
sabedora de engaños, me pasaba los días
¡Besando las dos manos que me ajaban la vida!
Alfonsina Storni
viernes, 27 de marzo de 2009
La fuente
Joven, te ofrezco el don de esta copa de plata
para que un día puedas calmar la sed ardiente,
la sed que con su fuego más que la muerte mata.
Mas debes abrevarte tan sólo en una fuente,
otra agua que la suya tendrá que serte ingrata,
busca su oculto origen en la gruta viviente
donde la interna música de su cristal desata,
junto al árbol que llora y la roca que siente.
Guíete el misterioso eco de su murmullo,
asciende por los riscos ásperos del orgullo,
baja por la constancia y desciende al abismo
cuya estrada sombría guardan siete panteras:
son los Siete Pecados las siete bestias fieras.
Llena la copa y bebe: la fuente está en ti mismo
Rubén Darío (Nicaragua, 1867 -- 1916)
jueves, 26 de marzo de 2009
Caracol
A Antonio Machado.
En la playa he encontrado un caracol de oro
macizo y recamado de las perlas más finas;
Europa le ha tocado con sus manos divinas
cuando cruzó las ondas sobre el celeste toro.
He llevado a mis labios el caracol sonoro
y he suscitado el eco de las dianas marinas;
le acerqué a mis oídos, y las azules minas
me han contado en voz baja su secreto tesoro.
Así la sal me llega de los vientos amargos
que en sus hinchadas velas sintió la nave Argos
cuando amaron los astros el sueño de Jasón;
y oigo un rumor de olas y un incógnito acento
y un profundo oleaje y un misterioso viento...
(El caracol la forma tiene de un corazón.)
Rubén Darío
sábado, 21 de marzo de 2009
Retiro espiritual
con pocos pero doctos libros juntos,
vivo en conversacion con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos.
Francisco Gómez de Quevedo y Santibáñez Villegas
Considerando en frío, imparcialmente
Considerando en frío, imparcialmente...
Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina...
Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa...
Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona...
Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...
Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...
Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...
Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito...
le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...
domingo, 15 de marzo de 2009
Madrigal algébrico
P. Crespo (año de María Castaña, la fotocopia es de color sepia)
domingo, 1 de marzo de 2009
Zumbidos del caracol
Zumbidos del caracol
¿Nunca inclinasteis con fe los oídos al cerco redondo
de un caracol encantado que engrecan marinos lunares,
donde, al igual que por largo turbante, se elevan del fondo
voces, cadencias, estruendos de trompas y gritos de mares?
En su interior, de las olas se escucha la vida latente,
y recogida en el hueco de nácar que clama vibrando,
va la epopeya marina, que abarca del Norte al Oriente,
como en Ilíada de nácares cóncava rugiendo y zumbando.
En lo profundo se escucha la risa de Venus fecunda
al retorcerse el cabello en las ondas cual trigo ondulante,
y la carrera veloz de Neptuno que truena rotunda
con sus corceles que estampan los cascos con ruido gigante.
Se escucha el libre jugar que levantan los raudos tritones
sobre el cristal infinito de rizos que el viento dilata,
y oís las náyades que aéreas se mecen lanzando canciones
sobre el colchón de plumajes que embuclan los mares de plata.
Y cuando goza el oído sintiendo del fondo el encanto,
se oye de pronto subir de los nácares, en breve compendio,
bronca tragedia de bárbaros gritos que hielan de espanto
al ondular cual penacho en los mares la luz del incendio.
Os cuenta el nácar las madres que lloran, los niños que claman,
las despedidas, los golpes tremendos que da el oleaje,
los griteríos que en locos tumultos los vientos derraman
y el resilbar de las cuerdas ardiendo con gozo salvaje.
Y se os figura actor de mil labios, un trágico intenso,
el caracol que el magnífico drama recita iracundo,
con alaridos y lenguas de llamas de son tan inmenso
como si ardiera cual un promontorio la esfera del mundo.
Son otras veces clamores de tierra los que oye el sentido,
fiestas grandiosas que prenden los lazos de luz de las razas,
o de cantantes en noches de triunfo la voz y el sonido,
o los broqueles, combates navales y choques de mazas.
Toda la vida, lo intenso y lo grande del mar y la tierra,
del caracol repercute en los círculos igual que un encanto,
en cuyo fondo se escuchan vibrantes, al par de la guerra,
los oradores, las bombas, los órganos, la risa y el llanto.
El caracol es cerebro que piensa y es pecho que llora,
en microcosmos que encierra infinito zumbar de cordajes;
todos los gritos los tienen sus nácares que el iris colora,
y de los hombres, las aves, los brutos, los varios lenguajes.
Mi vario libro que el alma ha rimado del mar a la orilla,
es caracol que tumultos distintos de voces encierra,
en cuyo largo turbante se esconde la audaz maravilla
de aprisionar con palabras y ritmos el haz de la tierra.
Pegad ansiosos los dulces oídos buscando su fondo,
y escucharéis ascender en mareas del largo turbante,
hecha cadencias la vida del hombre que va en lo más hondo,
como el torrente de voces y gritos de un gran concertante.
Un caracol es mi libro, formado de ritmos vehementes;
grande es su boca, que vibra cual ancha corona de palma;
si os ajustáis a los hombros oídos sus bordes ardientes,
¡percibiréis el servir sempiterno del mundo y del alma!
Salvador Rueda (1857 -- 1933)
Se percibe bien la musicalidad propia del modernismo.
martes, 24 de febrero de 2009
Habrá un día ...
Famosa canción del cantautor aragonés José Antonio Labordeta.
Es extraoficialmente el Himno de Aragón, aunque las autoridades se empeñen en lo contrario.
Habrá un día en que todos
al levantar la vista
veremos una tierra
que ponga LIBERTAD
Hermano, aquí mi mano
será tuya en mi frente
y tu gesto de siempre
caerá sin levantar
huracanes de miedo
ante la LIBERTAD
Haremos el camino
en un mismo trazado
uniendo nuestros hombros
para así levantar
a aquellos que cayeron
gritando LIBERTAD
Habrá un día en que todos
al levantar la vista
veremos una tierra
que ponga LIBERTAD
Sonarán las campanas
desde los campanarios
y los campos desiertos
volverán a granar
unas espigas altas
dispuestas para el pan
Para un pan que en los siglos
nunca fue repartido
entre todos aquellos
que hicieron lo posible
por empujar la historia
hacia la LIBERTAD.
Habrá un día en que todos
al levantar la vista
veremos una tierra
que ponga LIBERTAD
También será posible
que esa hermosa mañana
ni tú, ni yo, ni el otro
la lleguemos a ver,
pero habrá que empujarla
para que pueda ser.
Que sea como un viento
que arranque los matojos
surgiendo la verdad
y limpie los caminos
de siglos de destrozos
contra la LIBERTAD.
Habrá un día en que todos
al levantar la vista
veremos una tierra
que ponga LIBERTAD.
José Antonio Labordeta Subías
lunes, 23 de febrero de 2009
Ellos, los vencedores
Las playas, parameras
Al rubio sol durmiendo,
Los oteros, las vegas
En paz, a solas, lejos;
Los castillos, ermitas,
Cortijos y conventos,
La vida con la historia,
Tan dulces al recuerdo,
Ellos, los vencedores
Caínes sempiternos,
De todo me arrancaron.
Me dejan el destierro.
Una mano divina
Tu tierra alzó en mi cuerpo
Y allí la voz dispuso
Que hablase tu silencio.
Contigo solo estaba,
En ti sola creyendo;
Pensar tu nombre ahora
Envenena mis sueños.
Amargos son los días
De la vida, viviendo
Sólo una larga espera
A fuerza de recuerdos.
Un día, tú ya libre
De la mentira de ellos,
Me buscarás. Entonces
¿Qué ha de decir un muerto?
Luis Cernuda
domingo, 22 de febrero de 2009
A la vora del mar
A la vora del mar. Tenia
una casa, el meu somni,
a la vora del mar.
Alta proa. Per lliures
camins d’aigua, l’esvelta
barca que jo manava.
Els ulls sabien
tot el repòs i l’ordre
d’una petita pàtria.
Com necessito
contar-te la basarda
que fa la pluja als vidres!
Avui cau nit de fosca
damunt la meva casa.
Les roques negres
m’atrauen a naufragi.
Captiu del càntic,
el meu esforç inútil,
qui pot guiar-me a l’alba?
una casa, un lent somni.
A la orilla del mar. Tenía
una casa, mi sueño,
a la orilla del mar
Altas proa. Por libres
caminos de agua, la esbelta
barca que yo guiaba.
Los ojos conocían
todo el reposo y el orden
de una pequeña patria.
Cómo necesito
contarte qué miedo da la lluvia
en los cristales.
Hoy cae sobre mi casa
la noche oscura.
Las rocas negras
me atraen al naufragio.
Prisionero del canto,
inútil es mi esfuerzo,
¿quién puede guiarme al alba?
Junto a la mar tenía
una casa, un lento sueño.
Salvador Espriu
CEMENTIRI DE SINERA XXV
¿Mi corazón se ha dormido?
Colmenares de mis sueños,
¿ya no labráis? ¿Está seca
la noria del pensamiento,
los cangilones vacíos,
girando, de sombra llenos?
No; mi corazón no duerme.
Está despierto, despierto.
Ni duerme ni sueña; mira,
los claros ojos abiertos,
señas lejanas y escucha
a orillas del gran silencio.
Antonio Machado
Hoy se cumplen setenta años desde su muerte. Pero su corazón no duerme. La palabra es el arma para vencer a la muerte.
Nota: creo que esta última frase es de Vázquez Montalbán, pero ¿a que parece mía?
lunes, 16 de febrero de 2009
Madrigal
Por tus ojos verdes yo me perdería,
sirena de aquellas que Ulises, sagaz,
amaba y temía.
Por tus ojos verdes yo me perdería.
Por tus ojos verdes en lo que, fugaz,
brillar suele, a veces, la melancolía;
por tus ojos verdes tan llenos de paz,
misteriosos como la esperanza mía;
por tus ojos verdes, conjuro eficaz,
yo me salvaría.
Amado Nervo (Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo)
jueves, 12 de febrero de 2009
La pura verdad
Si ustedes lo permiten,
prefiero seguir viviendo.
Después de todo y de pensarlo bien, no tengo
motivos para quejarme o protestar:
siempre he vivido en la gloria: nada
importante me ha faltado.
Es cierto que nunca quise imposibles; enamorado
de las cosas de este mundo con inconsciencia y dolor
y miedo y apremio.
Muy de cerca he conocido la imperdonable alegría; tuve
sueños espantosos y buenos amores, ligeros y culpables.
Me averguenza verme cubierto de pretensiones; una gallina torpe,
melancólica, débil, poco interesante,
un abanico de plumas que el viento desprecia,
caminito que el tiempo ha borrado.
Los impulsos mordieron mi juventud y ahora, sin
darme cuenta, voy iniciando
una madurez equilibrada, capaz de enloquecer a
cualquiera o aburrir de golpe.
Mis errores han sido olvidados definitivamente; mi
memoria ha muerto y se queja
con otros dioses varados en el sueño y los malos sentimientos.
El perecedero, el sucio, el futuro, supo acobardarme,
pero lo he derrotado
para siempre; sé que futuro y memoria se vengarán algun día.
Pasaré desapercibido, con falsa humildad, como la
Cenicienta, aunque algunos
me recuerden con cariño o descubran mi zapatito
y también vayan muriendo.
No descarto la posibilidad
de la fama y del dinero; las bajas pasiones y la inclemencia.
La crueldad no me asusta y siempre viví deslumbrado
por el puro alcohol, el libro bien escrito, la carne perfecta.
Suelo confiar en mis fuerzas y en mi salud
y en mi destino y en la buena suerte:
sé que llegaré a ver la revolución, el salto temido
y acariciado, golpeando a la puerta de nuestra desidia.
Estoy seguro de llegar a vivir en el corazón de una palabra;
compartir este calor, esta fatalidad que quieta no
sirve y se corrompe.
Puedo hablar y escuchar la luz
y el color de la piel amada y enemiga y cercana.
Tocar el sueño y la impureza,
nacer con cada temblor gastado en la huida
Tropiezos heridos de muerte;
esperanza y dolor y cansancio y ganas.
Estar hablando, sostener
esta victoria, este puño; saludar, despedirme
Sin jactancias puedo decir
que la vida es lo mejor que conozco.
Francisco (Paco) Urondo [Del otro lado]
miércoles, 11 de febrero de 2009
Declaración jurada
¿Qué pretendo yo con mi poesía? Bueno, es tan fácil macanear en este tipo de declaraciones ¿no? O esquematizar. O decir una cosa por otra. O desembuchar las ideas que uno tiene sobre estética, o sobre política, o sobre la filosofía del arte en general...Pero me parece que sin querer se me escapó algo que es cierto. La poesía sirve para no macanear. Eso es. La poesía y el cuento me sirven a mí para no macanear. De eso estoy seguro. Para ser auténtico, humildemente, trabajosamente auténtico. Contar como veo, como siento algunas cosas, tratar de que alguien las vea y las sienta igual que yo. Sin pretender enseñar, ni adoctrinar, ni contrabandear ideas. Y para eso tengo simplemente que hablar con mi propia voz. Cosa bastante difícil como lo sabe cualquiera que ande metido en este asunto. Pero una vez conseguido eso, una vez que a fuerza de un largo trabajo de búsqueda, de desprendimiento, de humildad, qué sé yo, uno cree haber encontrado, en el fondo del alma o de las tripas, esa voz, los conceptos "bueno" o "malo", "poema" o "no poema" pierden totalmente vigencia. Se habla de un modo verdadero o se macanea. Y se macanea cuando, vaya a saber por qué, no se puede encontrar la propia voz.
Cuando me veo obligado a escribir un artículo, o un ensayo, o esto que estoy tecleando ahora por ejemplo, tengo siempre la fulera sensación de que estoy macaneando. De que podría afirmar todo lo contrario de lo que digo con la misma compostura y la misma sinceridad. En la poesía y en el cuento eso no me pasa. Sé que hay una única forma para decir una única verdad. Y que lo demás es una pelea con las palabras hasta encontrarla.
Humberto Costantini
martes, 10 de febrero de 2009
Palabras cuasi polisémicas
del suicidio de Romate
pues con su pistola, ¡claro!
me dijo: yo me disparo,
y le grité: ¡disparate!
viernes, 6 de febrero de 2009
El hombre caimán
Voy a empezar mi relato
con alegría y con afán
Por el río Magdalena
se volvió un hombre caimán
Se va el caimán,
se va el caimán,
se va para Barranquilla
Lo que come este caimán,
yo le tengo admiración,
come queso y come pan
con refrescos de limón.
Se va el caimán,
se va el caimán,
se va para Barranquilla.
Fragmento de El hombre caimán (1941)
Compuesta porJosé María Peñaranda (1907-2006). Nació y murió en Barranquilla, Colombia.
Murió un 6 de febrero, a los 98 años.
miércoles, 21 de enero de 2009
Se fue el caimán
De él se dice que es tan tonto que se encerraba en el retrete para hacer sus necedades.
Eso me dijeron.
Cuando el amor se muere ¿adónde va?
Pues al parecer ni el poeta lo sabe:
¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer, cuando el amor se olvida
¿sabes tú adónde va?
Gustavo Adolfo Bécquer (Rimas y Leyendas)
Pero el tiempo parece que termina siendo una bruma sobre todo lo pasado:
En mi alma muchas veces, un momento,
se abre una puerta dormida,
yo no sé si sacudida por el viento,
sé que se cierra enseguida.
Y en la senda donde vivo siempre encuentro
tus flores desvanecidas.
Cuando volvamos a vernos
no sangrarán tus heridas,
yo he pagado tu dolor con el infierno
tu amor con toda mi vida.
Para tanta soledad me sobra el tiempo
dile a la vida que viva.
No me traigas esas flores ni preguntes
si te arranqué de mi vida,
en la negra oscuridad donde te hundes
mi corazón te vigila.
No me traigas esas flores ni preguntes
si te arranqué de mi vida.
Tus amores, nuestro amor y el pensamiento,
son canciones enemigas;
yo sé bien cuáles son mis sentimientos
no quiero más despedidas.
Para tanta soledad me sobra el tiempo
y el tiempo sí que te olvida.
Cuando volvamos a vernos
no sangrarán tus heridas,
yo he pagado tu dolor con el infierno
tu amor con toda mi vida.
Para tanta soledad me sobra el tiempo
dile a la vida que viva.
Alfredo Zitarrosa (Dile a la vida, canción)
Y como casi todos los amores mueren, porque delicada flor es el amor, he aquí una receta para blindarse de antemano (que los viejos del lugar no aconsejan, porque es como asfixiar la flor antes de que brote):
En la puerta de mi casa
tres arbolitos planté,
planté una fe, una esperanza
y un “jamás te olvidaré”.
Pero también he plantado,
porque te sé precavida,
un corazón al revés
y una flor que dice: olvida.
Coplas como panaderos,
como nubes, como aquel
mirlo que cantaba manso
a orillas del Arapey.
Yo soy tararira vieja,
que busca lo más profundo,
viveza precisa el hombre
para vivir en el mundo.
Pero también necesita,
y la copla no lo dice,
una mujer compañera,
una canción cuando triste.
El valor todo lo puede,
hay que tenerse confianza,
y lo que el valor no pueda*
lo ha de poder la esperanza.
Coplas que son como un poncho
en un camino invernal
y, al perdido en este mundo,
un agua de manantial.
Washington Benavides - Tanta vida en cuatro versos.
Pero, si no te blindas de antemano, más duro será el sufrir. Nadie como Borges:
Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
Jorge Luis Borges - Ausencia
Que el espíritu de los poetas nos sirva de guía.
jueves, 15 de enero de 2009
Esquelas
Cierta aristócrata, Ann Milford, muy atraída por el dramaturgo, le envió una esquela cuyo texto era: "Lady Milford estará sola en casa esta noche."
La respuesta, que llegó en otra esquela, fue: " George Bernard Shaw, también".
miércoles, 14 de enero de 2009
Telegramas
Telegrama a Winston Churchill con ocasión del estreno de "Major Barbara":
"Have reserved two tickets for first night. Come and bring a friend if you have one."
(He reservado dos entradas para la primera noche. Venga y traiga un amigo, si lo tiene."
George Bernard Shaw
Respuesta:
"Impossible to come to first night. Will come to second night, if you have one."
(Me es imposible acudir la primera noche. Iré la segunda, si la hay."
Wiston Churchill
Puede que no sea cierto, pero es humor británico.
Por cierto, la obra de Bernard Shaw “Major Barbara”, no es precisamente una comedia. Uno queda convencido de que la pobreza es el peor de nuestros crímenes, de que la Iglesia es instrumento del capitalismo (bueno, vaya descubrimiento) y de que el progreso real se logra mediante el poder de las armas. Para remate nos acaba convenciendo de que el fin justifica los medios. Sean buenos y no la vean o, si la ven, lo la escuchen. No empiecen el año con actitudes inmorales. Mi consejo, por el contrario, es que sean ricos --sí, sí, me han entendido bien, que amasen todo el dinero que puedan antes de que sea tarde--- y no lean, que es peor.
viernes, 2 de enero de 2009
Televidente
jueves, 1 de enero de 2009
Oda al mar
mis amigos transoceánicos.
Aquí en la isla
el mar
y cuánto mar
se sale de sí mismo
a cada rato,
dice que sí, que no,
que no, que no, que no,
dice que sí, en azul,
en espuma, en galope,
dice que no, que no.
No puede estarse quieto,
me llamo mar, repite
pegando en una piedra
sin lograr convencerla,
entonces
con siete lenguas verdes
de siete perros verdes,
de siete tigres verdes,
de siete mares verdes,
la recorre, la besa,
la humedece
y se golpea el pecho
repitiendo su nombre.
Oh mar, así te llamas,
oh camarada océano,
no pierdas tiempo y agua,
no te sacudas tanto,
ayúdanos,
somos los pequeñitos
pescadores,
los hombres de la orilla,
tenemos frío y hambre
eres nuestro enemigo,
no golpees tan fuerte,
no grites de ese modo,
abre tu caja verde
y déjanos a todos
en las manos
tu regalo de plata:
el pez de cada día.
Aquí en cada casa
lo queremos
y aunque sea de plata,
de cristal o de luna,
nació para las pobres
cocinas de la tierra.
No lo guardes,
avaro,
corriendo frío como
relámpago mojado
debajo de tus olas.
Ven, ahora,
ábrete
y déjalo
cerca de nuestras manos,
ayúdanos, océano,
padre verde y profundo,
a terminar un día
la pobreza terrestre.
Déjanos
cosechar la infinita
plantación de tus vidas,
tus trigos y tus uvas,
tus bueyes, tus metales,
el esplendor mojado
y el fruto sumergido.
Padre mar, ya sabemos
cómo te llamas, todas
las gaviotas reparten
tu nombre en las arenas:
ahora, pórtate bien,
no sacudas tus crines,
no amenaces a nadie,
no rompas contra el cielo
tu bella dentadura,
déjate por un rato
de gloriosas historias,
danos a cada hombre,
a cada
mujer y a cada niño,
un pez grande o pequeño
cada día.
Sal por todas las calles
del mundo
a repartir pescado
y entonces
grita,
grita
para que te oigan todos
los pobres que trabajan
y digan,
asomando a la boca
de la mina:
"Ahí viene el viejo mar
repartiendo pescado".
Y volverán abajo,
a las tinieblas,
sonriendo, y por las calles
y los bosques
sonreirán los hombres
y la tierra
con sonrisa marina.
Pero
si no lo quieres,
si no te da la gana,
espérate,
espéranos,
lo vamos a pensar,
vamos en primer término
a arreglar los asuntos
humanos,
los más grandes primero,
todos los otros después,
y entonces
entraremos en ti,
cortaremos las olas
con cuchillo de fuego,
en un caballo eléctrico
saltaremos la espuma,
cantando
nos hundiremos
hasta tocar el fondo
de tus entrañas,
un hilo atómico
guardará tu cintura,
plantaremos
en tu jardín profundo
plantas
de cemento y acero,
te amarraremos
pies y manos,
los hombres por tu piel
pasearán escupiendo,
sacándote racimos,
construyéndote arneses,
montándote y domándote
dominándote el alma.
Pero eso será cuando
los hombres
hayamos arreglado
nuestro problema,
el grande,
el gran problema.
Todo lo arreglaremos
poco a poco:
te obligaremos, mar,
te obligaremos, tierra,
a hacer milagros,
porque en nosotros mismos,
en la lucha,
está el pez, está el pan,
está el milagro.