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jueves, 10 de abril de 2008

Elegía

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.



Es una pena que Serrat, que tan bien transmite al cantarlo el profundo sentimiento condensado en este poema, haya cometido una falta en la letra. Es asombroso, por otra parte, que una falta tan nimia en apariencia robe toda su bella intensidad a la frase inicial.

Por fortuna, ahí estaba memecka para corregir el entuerto.

5 comentarios:

Alina M dijo...

Esto es el Arte, ¿verdad?. Lograr que el Dolor se confunda con la Belleza y no saber, finalmente, qué es lo que nos está conmoviendo más: si la Belleza o el Dolor.
He leído este poema una, y otra, y otra vez a lo largo de mi vida, y esa misma sensación renace siempre, sin aminorar.
Compañero del alma, Miguel, compañero...

Pneuma dijo...

Sí, este es uno de esos poemas que te dejan aplastado. Uno entiende con él que en las consideraciones estéticas se distinga entre lo bello y lo sublime. Es un poema definitivo.

Para mí es el que más me conmueve de Miguel Hernández, junto con el de nanas de la cebolla, aunque éste es más por las circunstancias en las que lo escribió. Acababa de recibir en la cárcel, según se dice, una carta de su mujer, madre desde hacía poco, en la que le decía que casi se alimentaba solamente de cebolla.

Syringa dijo...

¿Nunca pasó por tu cabeza la idea de escribir un cuento que lo tenga como protagonista?

Pneuma dijo...

No, la verdad. Supongo que cuando veneras una figura, ni la imaginación se atreve. Por otra parte solamente conozco rasgos separados de su biografía. Casualmente esta tarde me he topado con un libro ---me parece que de Ian Gibson-- que trata de cuatro poetas durante la guerra civil, entre ellos Lorca y Hernández.

Anónimo dijo...

Pensé que pocos notarían el yerro de la frase inicial...
he pensado mucho sobre eso. "con quien tanto quería". Es una frase magnífica, que me transmite que el que quería con él no se vá... que sigue estando en las cosas que compartían.
"con quien tanto quería" fantástico.
Vos? que opinás?
memeckita@hotmail.com