Fue en la selva, en la amazonia ecuatoriana. Los indios shuar estaban llorando a una abuela moribunda. Lloraban sentados, a la orilla de su agonía. Un testigo, venido de otros mundos, preguntó:
_ ¿Por qué lloran delante de ella, si todavía está viva?
Y contestaron los que lloraban:
_ Para que sepa que la queremos mucho.
Eduardo Galeano
sábado, 24 de noviembre de 2007
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