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domingo, 16 de marzo de 2008

Farolito rojo V - Ataque y defensa de la letra Ñ



Como parece reactivarse la cuestión de si nos ajustamos a una cierta normativa en el empleo del idioma castellano o la emprendemos por libre, he pensado que no está de más plantar aquí dos artículos que representan las dos posturas enfrentadas, en torno a la dichosa letra ñ/Ñ. Ambos han sido publicados en la revista Carrollia, en los números 93 y 94. El primero es de nuestro colaborador JMaiO; la réplica es de uno de los asiduos colaboradores de Carrollia.

CONTRA LA EÑE

Por fin cayeron las absurdas ch y ll, pero una reliquia decimonónica se resiste todavía: la ene con tilde, llamada eñe por los académicos en un momento de desaprensión y considerada a todos los efectos como una letra más del "alfabeto español". Lo malo es que la Academia, en la pintoresca línea que la caracteriza, se ha tomado la decisión numantinamente convirtiendo el signo gráfico poco menos que en un símbolo de la españolidad (!), acción en la que ha sido secundada con entusiasmo por los poderes fácticos en ese contraataque del imperio neonacionalista que vivimos últimamente.

Ese afán por considerar como una letra distinta a lo que no es más que una n tildada produce curiosos efectos, para pasmo y dentera de nacionales y sobre todo extranjeros cuando tratan de navegar por nuestras listas alfabéticas. En el inefable DRAE la palabra añadir aparece unas dieciséis páginas después de anaerobio, cuando lo lógico sería verla ligeramente antes. Y otras ocho páginas separan cana de caña, voces que deberían ir juntas, como van en catalán forca y força. Estas anomalías son similares a las que planteaban (y seguirán planteando todavía durante años) los mentados dígrafos ch y ll.

Hay que decir que la Academia sedicentemente Española no es la única en aplicar esos criterios: en los diccionarios suecos, por ejemplo, al menos hasta hace poco había que buscar las letras ä, ë, ö al final, tras la z. Ignoro si ocurre lo mismo con las å, ž y otras, patrimonio de diversas lenguas europeas. Lo que sí sé es que la ç, usada en otras lenguas como el francés y el catalán, ocupa el lugar de una c a todos los efectos, y en el mismo castellano las á, é, í, ó, ú no se distinguen de sus homónimas inacentuadas, en lógica aplicación del sentido común.

Pero tratándose de la ñ, esto es harina de otro costal. La ç no es letra independiente, pero la ñ sí, sólo porque alguien lo decidió en su día, y los demás nos atenemos a la santa tradición. Los razonamientos viscerales son aquí los únicos que parecen tener cabida en la explicación de este hecho, y la llamada a la España diferente es sacada una y otra vez a colación.

Estoy por creerme la frase del filósofo francés Edgar Morin: "Lo que caracteriza y hace superior al hombre es su capacidad para equivocarse". Pero Morin nada dijo de persistir en el error.

JMAiO, may 96



DEFENSA (innecesaria) DE LA EÑE

La discusión sobre si la Ñ debe ser considerada letra o no, me parece bizantina.

Al parecer las consecuencias de ser la Ñ una letra son nefastas ya que “la palabra añadir aparece unas 16 páginas después de anaerobio” y “otras ocho páginas separan cana de caña, voces que deberían ir juntas”. Por el contrario, agrego yo, cono y coño aparecerían absurdamente juntas... como otras muchas palabras en el diccionario. Para el que maneja un lexicón lo importante es saber el orden en que aparecen las letras en el mismo, y eso ya lo aprendemos en la escuela primaria.

Ciertamente la Ñ tiene muy pocas entradas en el DRAE, en la edición de 1970 sólo 43; la mayoría son voces procedentes de Hispanoamérica o en desuso. Esto explicaría que en el famoso diccionario de Sebastián de Cobarruvias, canónigo de la Santa Yglesia de Cuenca, publicado en 1611, titulado Tesoro de la Lengua Castellana o Española, la Ñ no tiene entradas. Probablemente por aquellas fechas aún no había adquirido la categoría de letra independiente de la N ya que, por ejemplo, la palabra ñudo (hoy en desuso) aparece tras la palabra nuca, aunque sorprendentemente muñeca aparece tras munición.

De cualquier forma deberíamos reconocer que los amanuenses que tildaron la N tuvieron una magnífica idea que, a lo largo de la historia de la escritura en español, ha ahorrado espacio, tiempo y papel en cantidades inconmensurables.

Pero volvamos, por distracción, al tema bizantino. Si la sedicente Academia con terquedad decimonónica llama letra a la Ñ no hace otra cosa que estar de acuerdo con la definición de letra que incluye en el DRAE: “cada uno de los signos gráficos con que se representan los sonidos de un idioma”.

Si preguntamos a cualquiera si la Ñ es una letra pensará que le estamos tomando el pelo; para millones de hispanohablantes lo es. También lo es para otras lenguas como el guaraní, el aymará, el quechua, el gallego, etc. e incluso el inglés que la ha tomado en préstamo para nombrar, por ejemplo, la corriente marina de El Niño, piñata, cañada, o el Cañón del Colorado... Los vascos, al unificar sus diferentes dialectos en el llamado euskera batúa, han hecho una práctica labor de simplificación de su alfabeto, por ejemplo sustituyendo el dígrafo qu por k, y conservando la ñ, sospecho que no por su pretendida carga de españolidad...

Si en lugar de ese signo gráfico los amanuenses hubiesen usado otro sin tilde, ¿entonces sí sería una letra? ¿Acaso la f no es una letra porque el sonido que representa se escribe ph en algunas ocasiones? ¿Es que esa vocal ø de los alfabetos danés y noruego no es una letra porque podría ser una simple o cruzada por una raya? Por cierto, daneses y suecos desconocen la ñ porque no tienen ese sonido en sus lenguas, de la misma manera que nosotros no tenemos en la nuestra el sonido representado por ø.

Los innúmeros alfabetos y letras son evidentemente pura invención del ingenio humano. Uno de los más recientes sería el Alfabeto Fonético Internacional, que consta de 107 letras, la última añadida en el 2005 para representar el sonido “vibrante simple labiodental”...

¿Supone algún inconveniente la Ñ para los ordenadores? Los castellanohablantes disponen de un teclado con Ñ, y en relación con esto es curioso resaltar la múltiple variedad de teclados existentes incluso entre las naciones que utilizan alfabetos derivados del latín: el QWERTY los ingleses, el AZERTY (con sus variedades belga y canadiense) los franceses, el QWERTZ de suizos y alemanes, etc.

No obstante la Ñ, – ¡Alá le conceda larga vida!- se abre camino en el campo de la informática y sabemos que desde este año 2007 puede emplearse en los dominios .es. ¡Enhorabuena!

Aristogeronte, Gandía. Agosto, 2007

El responsable de esta entrada quisiera añadir solamente un detalle, por lo demás evidente, y es que nuestro compañero JMAiO no pretende eliminar la ñ, sino asimilarla a su casi hermana la n en la clasificación de las palabras del diccionario (al estilo de lo que se ha llevado a cabo con la ch y con la ll). Aristogeronte, sin embargo, parece lanzarse a la palestra tizona en alto (aunque si hacemos caso de la invocación final sería mejor decir cimitarra en alto) como si entendiera que alguien pretende robar la ñ.

1 comentario:

ikiru dijo...

Para el que le interese, se publicó recientemente una edicción facsímil del diccionario de Covarrubias. Creo que debe de ser fácil de encontrar.