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sábado, 12 de enero de 2008

Preguntaron por el amor

Preguntaron:

A donde ira el amor cuando muere....?
...al cementerio...??

Y contesté:

Pues al parecer ni el poeta lo sabe:

¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer, cuando el amor se olvida
¿sabes tú adónde va?

Gustavo Adolfo Bécquer (Rimas y Leyendas)

Pero el tiempo parece que termina siendo una bruma sobre todo lo pasado:

En mi alma muchas veces, un momento,
se abre una puerta dormida,
yo no sé si sacudida por el viento,
sé que se cierra enseguida.
Y en la senda donde vivo siempre encuentro
tus flores desvanecidas.

Cuando volvamos a vernos
no sangrarán tus heridas,
yo he pagado tu dolor con el infierno
tu amor con toda mi vida.
Para tanta soledad me sobra el tiempo
dile a la vida que viva.

No me traigas esas flores ni preguntes
si te arranqué de mi vida,
en la negra oscuridad donde te hundes
mi corazón te vigila.
No me traigas esas flores ni preguntes
si te arranqué de mi vida.

Tus amores, nuestro amor y el pensamiento,
son canciones enemigas;
yo sé bien cuáles son mis sentimientos
no quiero más despedidas.
Para tanta soledad me sobra el tiempo
y el tiempo sí que te olvida.

Cuando volvamos a vernos
no sangrarán tus heridas,
yo he pagado tu dolor con el infierno
tu amor con toda mi vida.
Para tanta soledad me sobra el tiempo
dile a la vida que viva.

Alfredo Zitarrosa (Dile a la vida)

Y como casi todos los amores mueren, porque delicada flor es el amor, he aquí una receta para blindarse de antemano (que los viejos del lugar no aconsejan, porque es como asfixiar la flor antes de que brote):

En la puerta de mi casa
tres arbolitos planté,
planté una fe, una esperanza
y un “jamás te olvidaré”.

Pero también he plantado,
porque te sé precavida,
un corazón al revés
y una flor que dice: olvida.

Coplas como panaderos,
como nubes, como aquel
mirlo que cantaba manso
a orillas del Arapey.

Yo soy tararira vieja,
que busca lo más profundo,
viveza precisa el hombre
para vivir en el mundo.

Pero también necesita,
y la copla no lo dice,
una mujer compañera,
una canción cuando triste.

El valor todo lo puede,
hay que tenerse confianza,
y lo que el valor no pueda*
lo ha de poder la esperanza.

Coplas que son como un poncho
en un camino invernal
y, al perdido en este mundo,
un agua de manantial.

Washington Benavides - Tanta vida en cuatro versos.

Pero, si no te blindas de antemano, más duro será el sufrir. Nadie como Borges:

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.

Jorge Luis Borges - Ausencia

Que el espíritu de los poetas te sirva de guía. Un saludo.
Eso fue que me preguntaron, y eso fue que contesté.

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