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viernes, 8 de febrero de 2008

"El viejo álamo" de Antonio Rodriguez

EL VIEJO ÁLAMO
Paseando un tarde por el prado,
ese prado que se encuentra junto al río,
me detuve un momento
contemplando
a un viejo álamo que se encontraba herido.
Un álamo de buen
porte y tronco grueso,
que antaño lucia un traje de buen corte
y a su
lado pululaba un gran cortejo.
Un álamo orgulloso, ufano, endiosado,
que a
su lado casi todos eran osados.
Contemplé con pena y con tristeza
que de
nada nos vale el poderío,
cuando la Parca se sienta en nuestra cama
y en
silencio esperando sin hacer apenas ruido.
Que de nada nos vale nuestro
orgullo,
ni el dinero, ni siquiera nuestros bríos.
Poco a poco tus hojas
te fueron abandonando,
más tardes, tus ramas y corteza te dejaron
desnudo.
Tu cuerpo quedo sin ropa ni vestido.
En tu cuerpo desnudo,
penetra fácilmente
la lluvia, los insectos y los fríos.
Las nieves y
heladas del invierno,
entraron en tu cuerpo con sigilo.
Las lluvias de
Febrero y los vientos de Marzo
de ramas te dejaron casi limpio.
Las
lluvias de Abril y el sol de Mayo
no pudieron que en ti naciese un nuevo
hijo.
La muerte te llegó de madrugada,
la muerte te llegó con gran
sigilo.
La Parca con su dalle afilado
segó tu lozanía y tus
bríos.
Los hielos y nieves del invierno
te fueron marcando el camino.
Las lluvias que un día a ti te hicieron
ser; el álamo más fuerte y más
lindo,
quitaron de tu copa todas las ramas
y tu tronco dejaron ya
desnudo.
Ha muerto el viejo álamo del río.
En él no volverán a subirse
los niños,
ni anidará más el canoro ruiseñor,
ni en sus ramas criará
jamás el mirlo.
Junto a su tronco están muertas sus ramas
pudriéndose en
silencio y sin brillo.
No serás jamás melena de campana
que llame a los
rezos los domingos.
Ni lanza de carreta que recorre
cantando polvorientos
caminos.
Quizás un día arda en un hogar
y tal vez asen castaña los
niños,
esas castañas tan pobres y humildes
que hacen que los días sean
domingos.
Ayer yo paseaba por el prado,
ese prado que existe junto al
río.
Contemplé con pena y con tristeza
el orgullo de un álamo
rendido.
Un álamo que murió en soledad
al borde del sendero que me
acercaba al río.

2 comentarios:

Lingus dijo...

Me pidieron algo sobre álamos y ésto encuentro

Alina M dijo...

¡Gracias, Lingus!