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lunes, 4 de febrero de 2008

Instrucciones para dar cuerda al reloj

Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.

¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.

Julio Cortázar
Historias de cronopios y de famas (1962)

2 comentarios:

Alina M dijo...

No es poesía, pero casi.
No es filosofía, pero sí.
Cortázar y sus "Instrucciones para..." convierten al lenguaje en una lupa. Como hacen los poetas y los filósofos.

ikiru dijo...

Y creo que hoy ya no se entiende y no porque los relojes no tengan cuerda sino porque el tiempo y nuestra atención están completamente ocupados por artilugios que nos reclaman y en todas partes hay un reloj. En el móvil, en el PC, en la calle, hasta en la cara de las personas pero la hora que dan no es ya una hora que desgrana un mecanismo sino una hora estática. El tiempo se está pareciendo al espacio, nos dice simplemente por dónde vamos.