El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente.
Y, en el dolor que han leído,
a leer sus lectores vienen
no los dos que él ha tenido,
sino sólo el que no tienen
Y así en la vida se mete,
distrayendo a la razón,
y gira, el tren de juguete
que se llama corazón.
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1 comentario:
Comenta que conviene saber por donde van las preferencias
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