Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.
Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor.
Y aunque no quise el regreso,
siempre se vuelve al primer amor.
La vieja calle, donde un eco dijo:
"Tuya es su vida, tuyo es su querer",
bajo el burlón mirar de las estrellas
que con indiferencia hoy me ven volver....
Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien....
Sentir
que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada,
que febril la mirada
errante en la sombra
te busca y te nombra...
Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.
Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida;
tengo miedo de las noches
que, pobladas de recuerdos,
encadenen mi soñar....
¡Pero el viajero que huye
tarde o temprano detiene su andar!
Y aunque el olvido, que todo destruye,
haya matado mi vieja ilusión,
guardo escondida una esperanza humilde
que es toda la fortuna de mi corazón.
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera
Compuesto en 1935
Pero este verano pasado en Menorca, o quizás fue el anterior, que así está uno a causa de tanta asociación, estuve tratando de cantar este tango. El disco estaba allí, sobre el aparador de la casa de mis amigos. De modo que de cuando en cuando me arrancaba a cantarlo, siempre desde el primer verso. Y siempre, siempre, la mujer de mi amigo me detenía justo ahí cuando lo de "van marcando mi retorno". Y siempre me venía con lo mismo: repetía "retor" con la mano señalando hacia arriba y luego decía "no" mientras señalaba hacia abajo. Primero pensaba yo que me decía que "no", que no. Pero no. Lo que me quería decir es que yo debía pronunciar retorno como con una inflexión. Yo prefería cantarlo poniendo el alma en lugar de seguir a rajatabla las pautas establecidas. Pasé a cantar a escondidas.
Pero mientras lo cantaba me iba dando cuenta de que se trata de un poema bellísimo. Y también de que cada frase del mismo constituye todo un hallazgo. Yo no lo hubiera podido decir mejor, me repetía sin parar. Y también caí en la cuenta de que se trata de un poema de amor (¿vieron lo mi poder de asociación que les dije?). Y además, el otro día un amigo también me hizo reparar en que contiene toda una reflexión acerca del fugaz paso del tiempo (sí, justo ahí donde dice "que veinte años no es nada"). A tanto no había llegado yo en mis asociaciones; hubiera llegado antes o después, no crean, porque asocio sin parar y todo lo imaginable; lo que sucede es que casi todo lo que asocio son disparates, y con eso a veces se me escapan en el mismo cesto las buenas asociaciones.
Pues eso les quería decir nomás. Que se trata de un profundo poema.
Mejor lo cantás vos, Carlitos
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