Caminito de Elea
va una tortuga,
con veinticinco siglos
en sus arrugas.
Zenón me llamo;
si veis venir a Aquiles,
que apriete el paso.
Rafael Sánchez Ferlosio
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2 comentarios:
Mmmmmm... ya veo que se vienen unas magníficas olas de filosofía poética...
Estoy recordando un poema de Borges sobre Heráclito...
Claro que este poemita tiene el mérito de incorporar a la digna estirpe de los quelonios.
La verdad es que este breve poema está aquí porque su protagonista es una tortuga.
Las paradojas de Zenón como la aludida aquí y otras que venían a ser la misma (la piedra contra el árbol, la flecha lanzada) se disiparon con el cálculo infinitesimal de Newton y Leibniz.
Las paradojas mueren, las tortugas permanecen.
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