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domingo, 16 de diciembre de 2007

Para los camaradas de la ilustración

De vez en cuando llegan los puristas
con libros bajo el ala,
arquitectos del aire, paladines
de la revolución alambicada.
Descubren enemigos desviados,
revisan revisiones revisadas...
¡Aunque tuvieran la razón del mundo,
hoy su razones no nos hacen falta!

Hoy estamos aquí, codo con codo,
como en las barricadas.
Late la sangre clandestinamente.
En frente: los mastines de la patria.
Largas
son nuestras noches, pero hermosas.
Las verdades pintadas,
las voladoras hojas, mensajeras
del obrero del alba,
que las botas del orden
pisotearán mañana...
Todos somos impuros. No sabemos
de libros casi nada.
Marx, Lenin, Trosky y otros forasteros
hoy no están en Canarias
luchando con José, Francisco, Antonio,
Juan el de Lola, Luis el de La Palma...
Nos gustaría ser buenos marxistas
como Fidel o Che Guevara.

Pero es que cuando llegan los teóricos
no traen más enseñanzas
que hacer pasar por locos o traidores
a viejos camaradas.
Nuestra lucha de ideas se convierte
en lucha de palabras.
Y mientras tanto, en frente la jauría
impune engorda y ladra.

Nosotros, los impuros, os decimos:
Quizá tengáis razón, ¡pero mañana!
Hoy vuestras diferencias
desunen, desalientan y desarman.
Hoy no tenemos más que un enemigo;
encima está, pisándonos la espalda.
Frente a nosotros: sólo la hidrofobia.
Perros y amos de perros, alimañas
que tienen al país manos arriba
con las armas robadas.
Los demás son amigos.
Amigo es todo aquél que el puño alza
contra la explotación y la cadena.
Amigo es el que canta,
el que firma y rubrica una protesta
contra los oligarcas,
el que tiende la mano a un compañero,
el que sostiene una pancarta,
el que grita bien alto las verdades,
quitando de su boca la mordaza.
Compañeros son todos los que sienten
en los hondos del alma,
que es posible marchar hacia adelante,
y dan el primer paso de la marcha.
A todos regalamos nuestra mano.
(Nuestra mano es obrera y es barata).
Y a los que sabéis tanto nuestra mano
también os necesita y os emplaza
para que en un futuro,
cuando el sol tengamos de la patria
—sobre la tierra libre, no en el viento—
edifiquemos juntos nuestra casa.

Pedro Lezcano (a Germán Pírez) (De Furtiva Voz, 1950--1970)

2 comentarios:

Alina M dijo...

Confieso no haber leído antes a Pedro Lezcano.¡ Algo más para agradecer a esta humeante sopa!

Pneuma dijo...

Se cumple lo que escribía yo en "Anuncio del blog" (mirilla):

"Esa noche cenaron todos una riquísima sopa, y hubo baile en el pueblo, y durante una noche todos olvidaron el hambre y el rigor del invierno."

Y ojalá que este baile no se limite sólo a unas pocas noches...