Como no todo han de ser poemas "hondos", quiero dedicarle a mi querido introductor, este estribillo creado, como si fuera una tradición secular, para preparar a los niños al misterioso mundo de los cuentos nocturnos:
Tumba, retumba catacumba
los sueños de la noche
comienzan a volar
Tumba, retumba catacumba
que ya llega la hora
de irnos a acostar
Tumba, retumba catacumba
historia de mil siglos
se empiezan a ordenar
Tumba, retumba catacumba
ya cierra bien los ojos
disponte tu a escuchar.
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