Nosotros te perdonamos,
Señor,
en el nombre de Juan,
y de Paco,
y de Antonio,
que a partir de hoy
no bajarán a la mina,
porque ha escrito el doctor en sus fichas
SILICOSIS, con letra agrandada.
Te perdonamos que se les haya
menguado su ración de aire,
y también que se les mengüe
su ración de pan.
Ya ves, la suma de pequeñas
misericordias hace
una misericordia infinita.
P. Crespo
(este blog parece poseer una dialéctica interna ¿no creen?)
2 comentarios:
Por supuesto, Señor Pneuma, creemos en ti.
Me faltó decir que este poema es muy bueno.
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